Empatía. Solo poniéndonos en el lugar del usuario, es posible identificar y comprender sus necesidades, arribando a objetos que además de cumplir su función práctica, logran establecer una conexión emocional.
Estética. Muchas veces es la función que determina la forma, pero cuando la función es brindar una sensación o experiencia, el diseño se encarga de marcar una huella cultural, no sólo en la forma sino en la percepción de los objetos.
Sustentabilidad. El cuidado del mundo y toda la vida que depende de él, es lo que nos motiva a encontrar y ofrecer soluciones compatibles con el medio ambiente, en todo su ciclo de vida. Esto significa no solo elegir procesos sustentables y utilizar embalajes reciclables, sino siempre buscar la armonía entre la forma, la función, la cantidad de materiales que conformarán al producto, su composición y separación para reciclar o reutilizar cuando ya no esté en uso.